martes, 18 de febrero de 2014

Cómo hacer un curriculum

Un curriculum es, o pretende ser, la carta de presentación de una persona que busca un empleo y que dirige a un empleador genérico o a una organización en concreto. Sobra hacer hincapié en su importancia en los tiempos en que vivimos con escasez de ofertas y con amplísima demanda, aunque son circunstancias que deben ser tenidas muy en cuenta.

Ni tan siquiera los especialistas en selección de personal se ponen de acuerdo en la forma de realizarlo. Los dilemas fluyen numerosos: ¿con o sin foto?, ¿se pone la edad?, ¿y el DNI?, ¿ponemos primero la formación o la experiencia?, ¿cuántos extensión debe tener?, etc.

Empecemos por lo primordial: ¿cuál es la finalidad de un curriculum?. Básicamente son dos los objetivos: primero, que la persona de la organización a la que lo dirigimos lo lea; y, segundo, que lo utilice en el proceso de selección que tenga en marcha o, si no lo tiene en la actualidad, que lo recuerde y lo conserve para un futuro, pudiéndolo recuperar fácilmente.

Pues bien, partiendo de esta premisa, creemos que, sin perjuicio de la originalidad de cada uno (siempre interesante para diferenciarse y tener tu personal branding), las características de un curriculum efectivo pueden ser las siguientes:

  1. Sinceridad en contenido e imagen: no intentes ser lo que no eres; cualquier profesional de la selección lo captará y desechará tu propuesta. Si incluyes tu imagen (lo cual recomiendo), procura que describa tu personalidad, tu forma de ser y actuar, aunque sin caer en la chabacanería (muy frecuentemente confundida con la naturalidad).

  1. Concisión: piensa que no le van a dedicar más de 30 segundos, por lo que tienes que ir a lo esencial; no te pierdas en información escasamente relevante (si eres graduado universitario se sabe que tienes el bachillerato). Además, filtra la información según el puesto al que concurses, descartando el resto que no aporte valor ni competencias para ese empleo en concreto. En los emprendedores eso se llama elevator pitch.

  1. Claridad: tanto en la forma como en el fondo. Hay curriculums abigarrados que, por intentar ocupar el menor espacio posible, comprimen el interlineado al máximo, haciendo difícil su lectura. La separación de apartados y la clasificación en la exposición de titulaciones o experiencia, alivia al lector y deja una impresión de orden muy aconsejable en cualquier candidato. 
En cuanto a la claridad en el fondo, el selector de personal es un técnico en selección, no un especialista en informática, ingeniería o reponedor de lineales. Ajústate al perfil que solicitan sin tecnicismos profesionales (ya tendrás oportunidad de sacarlos en una fase posterior del proceso de selección). Si te piden redacción en lengua extranjera, se correcto sin caer en la pedantería.

Como partes más probables de un curriculum, aconsejo las siguientes:

  1. Encabezado: Nombre, datos de contacto (con teléfonos fijo y móvil) y, mejor que fecha de nacimiento, edad (así evitamos el cálculo y damos la impresión de que la tenemos muy asumida, tanto por exceso como por defecto). 
El DNI puede ser conveniente para su inclusión en las bases de datos que facilite su posterior búsqueda.

El estado civil (si no es problemático, por ejemplo: “en proceso de divorcio”) y la existencia de hijos, es también un síntoma de estabilidad emocional y responsabilidad a valorar según la empresa u organización destinataria.

  1. Puesto o perfil: Es importante a la hora de dirigir rápidamente la atención del seleccionador hacia un proceso selectivo determinado o, caso de ser un curriculum genérico, para centrar el interés del candidato hacia un o unos perfiles determinados dentro de la organización destinataria.

  1. Experiencia profesional: En sentido descendente de lo más reciente a lo más antiguo, haciendo hincapié en los logros alcanzados en cada puesto, pero brevemente y en la medida en la que aporte valor a la candidatura.

  1. Formación académica: Igualmente se describirá empezando por lo reciente, incluyendo licenciaturas o grados, estudios de postgrado y master. Los cursos de formación continua sólo se incluirán cuando estén relacionados con el empleo pretendido y tengan entidad suficiente (abstenerse de enumerar cursos de 21 horas de Excel, Pilates, etc., pues poco aportan y dan la sensación de estar rellenando).

  1. Publicaciones: Si es el caso, se incluirán tanto las que tengan ISBN como las digitales, incluyendo bitácoras o blogs profesionales o divulgativos.

  1. Otros: Apartado de cierre en el que se pueden añadir, si se estima oportuno, alguna información que, sin ser esencial, se considera relevante. Por ejemplo, participación en actividades sociales o humanitarias.

Todo lo dicho puede ser referido también al curriculum electrónico: ese que se cuelga en los portales de empleo, aunque aquí, la posibilidad de clickear en los enlaces, convierte en muy interesante dar la facilidad de integrar en el curriculum presentaciones o material complementario que aporte valor añadido al perfil. Incluso, si tu actividad profesional lo permite, el video - curriculum de no más de un minuto puede ser una gran herramienta.

Por último, no olvidemos nunca que, al igual que cambiamos nuestra tarjeta de visita (formato papel o electrónica) cada vez que cambiamos de dirección o teléfono, nuestro curriculum debe estar siempre actualizado. Además, esa actualización puede ser una llamada de atención o recordatorio para el destinatario de que aún estamos ahí, que seguimos interesados en su empresa u organización.

En otras palabras: la búsqueda de empleo ha de ser activa; no basta con echar el anzuelo y esperar a ver si “pican”. El curriculum es una herramienta, no un pasaporte, no un boleto de lotería que, sólo por azar, resultará premiado.

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