domingo, 9 de marzo de 2014

El sitio web como herramienta electrónica

Ya sea como canal único o como canal de apoyo al físico, un sitio web corporativo es un perfecto escaparate de nuestro negocio al cual acudirán los potenciales clientes para obtener “sensaciones” de quienes somos, lo que hacemos y lo que pueden esperar de nosotros. Conviene hacer algunas precisiones:
 
1)   SINCERIDAD: Una web corporativa permite una “competencia digital” con empresas mucho mayores en volumen y medios; pero ello no significa que las diferencias reales desaparezcan y, es más, no deben intentar camuflarse, pasando por lo que no se es: primero, porque es menospreciar a los usuarios de nuestra web que, por mil detalles, detectarán el “engaño” y nos excluirán de sus “favoritos”; y, segundo, porque lo importante para competir es potenciar nuestra diferencia, esa cualidad que nos hace diferentes. Saber mostrar nuestra diferenciación real en la web nos otorgará el favor del usuario.  

2)   CREACIÓN: Una vez tomada la decisión de tener presencia en el entorno digital, lo primero es tomar consciencia de cómo queremos que sea nuestro sitio web, algo que debe tener como vértice los potenciales usuarios a los que va dirigido.
 
Es demasiado frecuente encargar a una empresa el diseño y creación de una web sin indicación alguna, o incluso utilizar plantillas con diseños y textos estandarizados por sectores. Todo ello es la antítesis de lo que debe ser una web corporativa puesto que, con tales prácticas, se anulan nuestras diferencias con la competencia.

 Formatos como Wordpress (generalizado para páginas webs, cuando su funcionalidad es la de un blog), Joomla (un sitio dinámico en un instante) y otros similares, han dado lugar a sitios webs funcionales, pero poco o nada diferenciados, aburridos por la semejanza con otros y que, en definitiva, no llaman la atención ni son “retenidos” en el inconsciente del internauta.

 La personalidad se plasma mejor si hay creación, si en el diseño se parte de la imaginación del empresario o, en su defecto, del creativo con pautas del cliente. Una vez diseñado y con el visto bueno del cliente, vendrá la fase de programación al lenguaje HTML (el de Internet). 
 
3)   CONTENIDO: Tras generar el diseño del sitio web, viene la fase de incorporar el contenido. Podemos marcar algunas pautas:
 
a)    Atraer: cuando el internauta llega a la página de inicio de nuestra web, tarda 5 segundos en decidir si se queda o se va. Atraer su interés desde el primer momento es esencial, y ello se logra, sobre todo, con simplicidad en diseño y mensaje.
 
Esas entradas Flash en las que figuras, formas, colores y letras van apareciendo hasta lograr una composición atractiva, pueden ser muy bonitas y originales, pero escasamente prácticas (pocos internautas aguantarán 15 segundos de presentación). En más de una ocasión son presentaciones que sirven al diseñador para lucirse y ganar la confianza del cliente, cuando no para incrementar unos cientos de euros sus honorarios.
 
¿Lo mejor?: demos al usuario de nuestra web, desde el principio, información clara, directa y concisa de lo que encontrará si permanece en nuestra URL; no le hagamos perder el tiempo.
 
b)    Velocidad de carga: Aunque mucho tiene que ver el navegador utilizado por el usuario (Firefox de Mozilla y Opera van algo por delante de Chrome de Google, de Explorer de Microsoft y de Safari de Apple), así como de la versión de la que disponga, cuanto menos “pese” el contenido gráfico (prohibido el formato png y las presentaciones flash) de nuestra web, mejor cargará.
 
c)    Formato de letra: Es imprescindible jugar siempre con varios tamaños (titulares y contenido), resaltados (al margen de imágenes o creando espacios en blanco) y fuentes universales (como Arial o Verdana). Demos la posibilidad al usuario de decidir si le interesa o no leer todo o parte del contenido. Y, por supuesto, si nuestra web va dirigida a usuarios con características fisiológicas generalmente deficientes (por ejemplo, personas mayores o discapacitadas), potenciemos la usabilidad con una fuente algo mayor.
 
d)    Presentación: Digámosle al usuario quienes componen nuestra empresa, sin ningún reparo. Es una forma de romper la barrera del mayor inconveniente del mundo digital: su falta de contacto humano. Contémosle nuestra trayectoria, nuestros valores, nuestra misión como empresa y nuestra visión de futuro. Y, por supuesto, démosles facilidades para contactar personalmente con nosotros por email, teléfono y dirección física (ello, además, es una obligación legal).
 
e)   Aporte de valor: Presentemos con claridad nuestros productos o servicios, con el mayor detalle, con imágenes claras y, por supuesto, con su precio. Y, en todo caso, hagamos saber al usuario nuestra diferencia con la competencia (seguro que no es la primera web que visita buscando el producto o servicio que necesita…, ni será la última).
 
f)     Referencias: No le digamos al usuario lo que podemos hacer, sino lo que hemos hecho. Será una forma clara de dotar a nuestra presentación digital de realidad y, a la postre, de generar confianza. 
 
g)    Actualización: La web corporativa es una herramienta para utilizar, de forma que, si no se utiliza, mejor es no tenerla. Un contenido obsoleto causa mala impresión en el usuario perdido que – seguro que por casualidad – visita nuestra web. Quizás sea éste el talón de Aquiles de esas campañas “gratuitas” que se ofertan a los autónomos y pymes para que tengan su sitio web. Mantener la vida digital es un esfuerzo económico que debe asumirse desde el principio (esa es la letra pequeña de esas ofertas). 
 
4)    POSICIONAMIENTO: Desde hace tiempo se suele decir que “si no estás en Internet, no existes”, a lo que hay que añadir que “si no te encuentras en los primeros lugares de los buscadores (especialmente de Google, Bing, Yahoo o en los profesionales), tampoco existes”. Por primeros lugares se entiende los 10 primeros o, como mucho, los 20 primeros.
 
Y he aquí la pregunta del millón: ¿cómo conseguirlo?, ¿cómo conseguir “gustar” a los robots – araña que utilizan los buscadores para analizar el contenido de millones de páginas webs?. Mucho se ha escrito sobre el tema y, aunque hay empresas especializadas en SEO que aseguran tener la “fórmula mágica”, hay un secreto que no suele fallar en el medio – largo plazo: el juego limpio.
 
Jugar sucio (que puede llevar aparejada la penalización de los buscadores) es intentar engañar a esas “arañas” (spiders) mediante la inclusión de keywords ocultas en el código fuente, o utilizar fragmentos del código fuente de competidores de éxito para atraer su tráfico a la web propia, etcétera.
 
Una descripción correcta y acertada de la actividad de la empresa, la inclusión de títulos en las páginas y de etiquetas en las imágenes, unas keywords bien pensadas (se puede utilizar para ello las herramientas de Google como keyword tool), un diseño limpio y un contenido con lenguaje adecuado a los usuarios, puede ser más que suficiente.
 
5)   ANÁLISIS DE RESULTADOS: Como herramienta del comercio electrónico, la web corporativa debe cumplir con unos objetivos. Los básicos son servir de escaparate y, por supuesto, tener visitas. Para medir éstas se cuentan con herramientas gratuitas como Ducksboard o Google Anaytics que nos ofrecen resultados detallados de los visitantes (procedencia geográfica, tiempo de permanencia, páginas visitadas, etc.), en base a los cuales se pueden tomar decisiones de marketing para potenciar el tráfico hacia nuestra web. 
 
6)   PROMOCIÓN: Especialmente para las empresas o negocios virtuales (que hacen un uso intensivo de Internet) la promoción de su presencia digital (web corporativa) es un elemento básico de su éxito. Algunos medios son los siguientes:
 
·    Intercambio de enlaces con webs de compañías con actividad complementaria.

·     Inclusión de nuestra dirección URL en todos los formatos de comunicación habituales (cartas, emails, tarjetas de visita, vallas publicitarias, productos, etc.).

·       Utilización de código QR (quick response code, «código de respuesta rápida»), incluyéndolos en los formatos de comunicación habituales.
·     Contratación de campañas en buscadores (como adwords de Google) o de empresas de marketing de afiliación especializadas como Tradedoubler.