Ya sea como
canal único o como canal de apoyo al físico, un sitio web corporativo es un
perfecto escaparate de nuestro negocio al cual acudirán los potenciales
clientes para obtener “sensaciones” de quienes somos, lo que hacemos y lo que
pueden esperar de nosotros. Conviene hacer algunas precisiones:
1) SINCERIDAD: Una web corporativa permite una
“competencia digital” con empresas mucho mayores en volumen y medios; pero ello
no significa que las diferencias reales desaparezcan y, es más, no deben
intentar camuflarse, pasando por lo que no se es: primero, porque es
menospreciar a los usuarios de nuestra web que, por mil detalles, detectarán el
“engaño” y nos excluirán de sus “favoritos”; y, segundo, porque lo importante
para competir es potenciar nuestra diferencia, esa cualidad que nos hace
diferentes. Saber mostrar nuestra diferenciación real en la web nos otorgará el
favor del usuario.
2) CREACIÓN: Una vez tomada la decisión de
tener presencia en el entorno digital, lo primero es tomar consciencia de cómo
queremos que sea nuestro sitio web, algo que debe tener como vértice los
potenciales usuarios a los que va dirigido.
Es demasiado frecuente encargar a una empresa el
diseño y creación de una web sin indicación alguna, o incluso utilizar
plantillas con diseños y textos estandarizados por sectores. Todo ello es la
antítesis de lo que debe ser una web corporativa puesto que, con tales
prácticas, se anulan nuestras diferencias con la competencia.
Formatos como Wordpress (generalizado para páginas
webs, cuando su funcionalidad es la de un blog), Joomla (un sitio dinámico en
un instante) y otros similares, han dado lugar a sitios webs funcionales, pero
poco o nada diferenciados, aburridos por la semejanza con otros y que, en
definitiva, no llaman la atención ni son “retenidos” en el inconsciente del
internauta.
La personalidad se plasma mejor si hay creación, si
en el diseño se parte de la imaginación del empresario o, en su defecto, del
creativo con pautas del cliente. Una vez diseñado y con el visto bueno del
cliente, vendrá la fase de programación al lenguaje HTML (el de Internet).
3) CONTENIDO: Tras generar el diseño del sitio
web, viene la fase de incorporar el contenido. Podemos marcar algunas pautas:
a) Atraer: cuando el internauta llega
a la página de inicio de nuestra web, tarda 5 segundos en decidir si se queda o
se va. Atraer su interés desde el primer momento es esencial, y ello se logra,
sobre todo, con simplicidad en diseño y mensaje.
Esas entradas Flash en las que figuras, formas,
colores y letras van apareciendo hasta lograr una composición atractiva, pueden
ser muy bonitas y originales, pero escasamente prácticas (pocos internautas
aguantarán 15 segundos de presentación). En más de una ocasión son
presentaciones que sirven al diseñador para lucirse y ganar la confianza del
cliente, cuando no para incrementar unos cientos de euros sus honorarios.
¿Lo mejor?: demos al usuario de nuestra web, desde
el principio, información clara, directa y concisa de lo que encontrará si
permanece en nuestra URL; no le hagamos perder el tiempo.
b) Velocidad de carga: Aunque mucho tiene que ver
el navegador utilizado por el usuario (Firefox de Mozilla y Opera van algo por
delante de Chrome de Google, de Explorer de Microsoft y de Safari de Apple),
así como de la versión de la que disponga, cuanto menos “pese” el contenido
gráfico (prohibido el formato png y las presentaciones flash) de nuestra web,
mejor cargará.
c) Formato de letra: Es
imprescindible jugar siempre con varios tamaños (titulares y contenido),
resaltados (al margen de imágenes o creando espacios en blanco) y fuentes
universales (como Arial o Verdana). Demos la posibilidad al usuario de decidir
si le interesa o no leer todo o parte del contenido. Y, por supuesto, si
nuestra web va dirigida a usuarios con características fisiológicas
generalmente deficientes (por ejemplo, personas mayores o discapacitadas),
potenciemos la usabilidad con una fuente algo mayor.
d) Presentación: Digámosle al usuario
quienes componen nuestra empresa, sin ningún reparo. Es una forma de romper la
barrera del mayor inconveniente del mundo digital: su falta de contacto humano.
Contémosle nuestra trayectoria, nuestros valores, nuestra misión como empresa y
nuestra visión de futuro. Y, por supuesto, démosles facilidades para contactar
personalmente con nosotros por email, teléfono y dirección física (ello,
además, es una obligación legal).
e) Aporte de valor: Presentemos con
claridad nuestros productos o servicios, con el mayor detalle, con imágenes
claras y, por supuesto, con su precio. Y, en todo caso, hagamos saber al
usuario nuestra diferencia con la competencia (seguro que no es la primera web
que visita buscando el producto o servicio que necesita…, ni será la última).
f) Referencias: No le digamos al
usuario lo que podemos hacer, sino lo que hemos hecho. Será una forma clara de
dotar a nuestra presentación digital de realidad y, a la postre, de generar
confianza.
g) Actualización: La web corporativa
es una herramienta para utilizar, de forma que, si no se utiliza, mejor es no
tenerla. Un contenido obsoleto causa mala impresión en el usuario perdido que –
seguro que por casualidad – visita nuestra web. Quizás sea éste el talón de
Aquiles de esas campañas “gratuitas” que se ofertan a los autónomos y pymes
para que tengan su sitio web. Mantener la vida digital es un esfuerzo económico
que debe asumirse desde el principio (esa es la letra pequeña de esas ofertas).
4) POSICIONAMIENTO: Desde hace tiempo se suele decir
que “si no estás en Internet, no existes”, a lo que hay que añadir que “si no
te encuentras en los primeros lugares de los buscadores (especialmente de
Google, Bing, Yahoo o en los profesionales), tampoco existes”. Por primeros
lugares se entiende los 10 primeros o, como mucho, los 20 primeros.
Y he aquí la pregunta del millón: ¿cómo
conseguirlo?, ¿cómo conseguir “gustar” a los robots – araña que utilizan los
buscadores para analizar el contenido de millones de páginas webs?. Mucho se ha
escrito sobre el tema y, aunque hay empresas especializadas en SEO que aseguran
tener la “fórmula mágica”, hay un secreto que no suele fallar en el medio –
largo plazo: el juego limpio.
Jugar sucio (que puede llevar aparejada la
penalización de los buscadores) es intentar engañar a esas “arañas” (spiders)
mediante la inclusión de keywords ocultas en el código fuente, o utilizar
fragmentos del código fuente de competidores de éxito para atraer su tráfico a
la web propia, etcétera.
Una descripción correcta y acertada de la actividad
de la empresa, la inclusión de títulos en las páginas y de etiquetas en las
imágenes, unas keywords bien pensadas (se puede utilizar para ello las
herramientas de Google como keyword tool), un diseño limpio y un contenido con
lenguaje adecuado a los usuarios, puede ser más que suficiente.
5) ANÁLISIS DE RESULTADOS: Como
herramienta del comercio electrónico, la web corporativa debe cumplir con unos
objetivos. Los básicos son servir de escaparate y, por supuesto, tener visitas.
Para medir éstas se cuentan con herramientas gratuitas como Ducksboard o Google
Anaytics que nos ofrecen resultados detallados de los visitantes (procedencia
geográfica, tiempo de permanencia, páginas visitadas, etc.), en base a los
cuales se pueden tomar decisiones de marketing para potenciar el tráfico hacia
nuestra web.
6) PROMOCIÓN: Especialmente para las empresas
o negocios virtuales (que hacen un uso intensivo de Internet) la promoción de
su presencia digital (web corporativa) es un elemento básico de su éxito.
Algunos medios son los siguientes:
· Intercambio de enlaces con webs de
compañías con actividad complementaria.
· Inclusión de nuestra dirección URL
en todos los formatos de comunicación habituales (cartas, emails, tarjetas de
visita, vallas publicitarias, productos, etc.).
· Utilización
de código QR (quick response code, «código de respuesta rápida»), incluyéndolos en
los formatos de comunicación habituales.